La armonía conyugal se va construyendo día a día.
El trabajo permanente y fundamental de un matrimonio es la búsqueda de la armonía conyugal
Alguien podría
preguntar: ¿Por qué permanente? ¿Es que .nunca podremos llegar a decir somos
armónicos en nuestro matrimonio?
La armonía conyugal es
la realidad del ya y del todavía no. Maria y José, manifestando su experiencia,
afirmaban que sentían un clima armónico entre ambos y, al mismo tiempo, que si
no :luchaban tras su permanente conquista, parecía que se les escapaba como
agua entre los dedos. La armonía se construye día a día, se la va realizando,
pero aún queda camino por recorrer. SE está creciendo, en
búsqueda de lo pleno que todavía no se alcanzó.
Cuando en un matrimonio
existen conflictos, obstáculos, problemas, no es para asustarse, las des-armonías son signos de una pareja normal. Se debe tener realmente en cuenta
una situación des armónica, cuando no se
sabe superar madura mente los conflictos , obstáculos y problemas
Ante esta realidad la
pareja matrimonial se va como estrellando, chocando contra una serie obstáculos
que irán destruyendo poco a poco el matrimonio.
Totalmente
irreal es la situación de una pareja que cree vivir en plena armonía
permanente. Esto no es normal. ¿Qué estará pasando? Pueden estar presentes
varias causas que hacen que pareja viva una armonía ficticia. Un ejemplo:
cuando uno de los cónyuges es de carácter muy fuerte y el otro muy sumiso suele crearse una falsa
armonía, porque es uno el que todo lo decide sin tener jamás resistencia de la
otra parte, ya que ésta gira como satélite en torno a él.
Nos quedamos con el
primero de los casos, des armónicos que caminan
hacia la armonía. La armonía y la unidad se van construyendo, se
van haciendo. No es un regalo caído del cielo el día del casamiento. Se van
realizando. ¿Cuándo está más unido el matrimonio? ¿En los primeros tiempos? ¿O
cuando ya se recorrió parte del camino?
¿Cómo se puede seguir
caminando hacia la armonía? ¿Con qué medios? Según los años de casados que cada
pareja lleve recorridos tendrá más o menos experiencia del camino, más o menos
recursos para ir creciendo, la convivencia se los habrá ido mostrando. Es
importante dialogar sobre algunos de esos elementos que ayudan a crecer y que
más adelante tendrán oportunidad de profundizar:
• El diálogo: El arma más poderosa para destruir obstáculos. Un
diálogo abierto, sincero, total, amoroso. Esta es la clave del acercamiento, la
mejor herramienta para construir el crecimiento en una pareja.
• Capacidad para solucionar conflictos: El índice de normalidad
de una pareja no se mide por la ausencia de conflictos sino por la capacidad
para solucionarlos.
• El cariño: Una pareja que permanentemente se preocupa por
demostrar en las pequeñas cosas de cada día todo lo que se quiere, es un
matrimonio apto para solucionar con más capacidad los problemas, porque existe
el hábito de salir de sí mismo y concentrarse en el otro, que en definitiva eso
es el cariño, hacer sentir mi ser prolongado hacia el otro.
• El nosotros: Es importante tomar conciencia de que los
problemas que debe solucionar una pareja no pertenecen a la esfera del tuyo ni del mío sino del nuestro.
• Un ideal: Una pareja sin ideales, es una pareja estancada,
sin capacidad para afrontar los obstáculos y seguir adelante.
Es necesario el deseo
de superación, de búsqueda de perfección, de felicidad...
• La oración: El nosotros también es él, Jesús se interioriza de
los problemas y brinda la gracia para solucionarlos. Él tiene siempre la justa.
Hablen de él, dialoguen en la oración. Los tres todo lo podrán, solos seguramente
nada lograrán.
- ¿Como hemos de superar nuestros conflictos?
- ¿Utilizamos el diálogo para solucionar nuestros problemas?
- ¿Hemos demostrado capacidad en la solución de los conflictos?
- ¿Reforzamos nuestra capacidad de solución con un ambiente cariñoso?
- ¿Tenemos conciencia de que los problemas son "nuestros"?
- ¿Existe en nosotros algún ideal?
- ¿Rezamos nuestros problemas
Señor;
gracias por nuestro matrimonio
y, también por sus conflictos
que nos ayudaron a madurar.
Hubiese sido hermoso no tener problemas,
pero los hombres somos así,
imperfectos, egoístas, pecadores...
Hasta aquí hemos caminado;
superando obstáculos,
que nos permitieron unirnos más,
querernos más,
ser más amigos.
Te pedimos Señor;
que nunca nos abandones,
que siempre estés a nuestro lado
para, entre los tres, seguir creciendo
destruyendo obstáculos ,
y así , construir día a día el mejor "nosotros",
dialogando contigo
la solución para cada problema.
Amén.
Señor,
tú eres la Palabra,
que siendo tanto te hiciste poco:
un hombre:
para acercarte,
y así dialogar con nosotros;
enséñanos a renunciar
a nuestro yo orgulloso,
a ser indiferentes
ante el reclamo del otro;
a querer imponer nuestras ideas.
Señor.
Enséñanos a dialogar,
a charlar sobre nosotros mismos,
a abrir nuestros corazones
para ser totalmente del otro
y así nuestras intimidades
sean una sola.
Amén.
"El que quiera oír que oiga" ( Mateo 13, 9)
Señor,
cuántos perdieron la oportunidad ,
cuántos siguen en tinieblas,
por no escuchar tu Palabra,
con un corazón abierto.
No queremos que en nuestro matrimonio
ocurra lo mismo,
quedar cada uno en tinieblas,
por no hacer crecer la luz
de conocernos más y mejor.
Señor,
queremos conocernos más profundamente
a través de un diálogo
garantizado por una manifiesta
capacidad de escucha,
y así, no solo recibir la palabra del otro,
sino a él mismo.
Ayúdanos, a "escuchar amando".
Amén.
Señor,
tú actuaste según
los modos de comunicación del hombre,
haciéndonos descubrir
que la mejor manera de llegar al otro
es a través de su propio camino.
Ayúdanos a no desaprovechar
la infinidad de modos que poseemos
para comunicarnos amándonos,
que siempre sintonicemos
el uno con el otro
para que nuestro diálogo verbal y no verbal
no posea interferencias
de ninguna especie.
Que jamás dejemos de utilizar
nuestro lenguaje
para no enfriar la relación matrimonial.
Amén.
Gracias , Señor,
porque el día
de nuestro sacramento matrimonial,
nos diste, entre otras
la gracia de la fidelidad.
Ayúdanos a tenerla siempre presente,
para poder ser mutuamente fieles
hasta el fin de nuestras vidas,
en todo, especialmente
en las pequeñas cosas de cada día,
para que cuando lleguen
las pruebas grandes
no nos tomen desprevenidos,
pudiendo, así,
permanecer en nuestro amor.
Amén.
El esposo es pobre cuando:
Señor,
tu pobreza transformó al mundo,
llegaste a regalarnos
todo lo que poseías:
tu misma vida.
Enséñanos a ser pobres de verdad,
para así transformar nuestro matrimonio y nuestra familia,
donde cada uno
renuncie a su "yo"
para solo buscar la felicidad
en el otro.
Señor,
que mirándote a ti,
descubramos que el despojo de si mismo
es el camino de la única riqueza
que juntos, esposo y esposa,
podemos construir:
la felicidad,
esa que se alcanza ya }pero que también es eterna.
Amén
Felices los que lloran,
porque recibirán consuelo. (Mateo 5,5)
Señor,
muchas veces hemos llorado,
con lágrimas o sin ellas,
lo hemos hecho por tristeza
y, también,
por tantas otras cosas,
entre ellas, a veces por alegría.
Pero hoy queremos hablarte
de aquellas lágrimas que nos ayudaron a crecer,
que nos permitieron seguir luchando
por un mejor entendimiento,
que nos ayudaron a comprometernos
más profundamente con la educación
de nuestros hijos.
Señor,
te hablamos de ellas
simplemente para agradecértelas.
Ya hemos probado el fruto
que nos habías prometido
cuando anunciaste: "Felices...
los lloran, porque reirán".
Jesús,
tu sonrisa es profunda y serena
porque lloraste en la cruz,
por esto, comprendemos
tu palabra:
"Felices los que lloran".
Ayúdanos a iluminar
los momentos que aún quedan
en nuestra vida,
en los que se harán presente las lágrimas.
Amén.
Ayúdanos, Señor,
a ser sencillos en nuestro amor,
para pensar siempre bien,
para confiar siempre en aquel
que pusiste a nuestro lado,
para saber superar las dudas.
Que nunca compliquemos
el camino hacia la felicidad
queriendo conquistarla
con extrañezas que no estarán
a nuestro alcance,
sino que seamos felices por el camino
de la sencillez,
por el camino de lo simple,
en definitiva,
que seamos felices en nuestro amor.
Amén.
Señor Jesús,
cuando llevabas la cruz comino al calvario,
caíste tres veces, pero te levantaste
buscando la meta:
hacer feliz a todos los hombres
con tu muerte y resurrección.
Nos enseñaste a buscar el objetivo
la meta. a pesar de todo.
Ayúdanos. Señor,
a buscar juntos la perfección,
a no quedar anclados en el conformismo,
en el cansancio, en estar instalados.
Queremos, Señor,
como pareja, luchar por los valores,
que pusiste a nuestro alcance,
queremos hoy "ser más" que ayer.
Aliéntanos, Señor,
para que nunca dejemos de mirar
el gran ideal que tienen nuestras vidas,
la perfección en ti.
Que siempre tengamos hambre y sed
de ser perfectos.
Amén.
El diálogo es para el amor, lo que la sangre es para el cuerpo.
Desde niño nos han enseñado a hablar de cosas, de los demás, de realidades que nos rodean, de chismes. Algunos recibimos "enseñanzas" desde pequeños para gritar, discutir o para imponer las propias ideas... Pero, en realidad, ¿quién nos enseñó a dialogar?
Hemos ido asimilando un concepto erróneo de lo que es dialogar. Creemos que dialogan
bien los que hablan mucho. El dialogo conyugal es muy
exigente, exige profundidad, no se puede conformar con un simple hablar. Muchos
matrimonios creen haber alcanzado un buen diálogo porque hablan de cosas, del
trabajo, de lo "caro que está la vida", de los vecinos, del programa
televisivo, de los suegros. Es evidente que de algunos de estos temas se debe
hablar, pero no se puede cruzar los brazos y afirmar que todo está logrado en
el área del diálogo matrimonial. Además recordemos que muchos hablan y muy
bien, exigiendo ser escuchados. Pero nunca escuchan.
Dialogar en pareja es
alimentar permanentemente el amor conyugal. Hacer que éste crezca y se
fortifique. ¿Cómo se consigue un diálogo matrimonial profundo? Hablando de uno
mismo, no de los otros, del "nosotros", trasmitiendo al otro los
propios sentimientos. Al dialogar profundamente en pareja, se comunican los
íntimos pensamientos, tristezas, alegrías, deseos y pequeñas cosas de la vida
en común.
Las piedras, los
vegetales y el reino animal constituyen un mundo cerrado en sí mismo. A
diferencia de ellos, los hombres podemos abrirnos,
comunicarnos, penetrar en el otro y dejarnos penetrar. Lo rico y maravilloso
del diálogo conyugal no son, entonces, los demás ni las realidades cotidianas,
sino los esposos mismos, sus riquezas interiores, sus sentimientos.
El diálogo es una
capacidad que Dios nos regaló como camino, por el cual abrimos la propia
interioridad al otro.
Alguien me decía: No sabemos de qué dialogar. ¿Será así? ¿O estarán
tan distanciados que nada tienen en común? Se puede dialogar sobre muchos
temas, pero el fundamental es el hablar de uno mismo, de lo que se siente al
estar juntos o alejados por diversos motivos, los sentimientos que producen los
hijos, qué experimentan ante un disgusto o una alegría, cuando el otro dice
"te quiero" o al compartir el mismo lecho.
- ¿Cómo vemos nuestro diálogo?
- ¿Qué descubrimos de negativo en nosotros que obstaculiza el diálogo?
- ¿Qué encontramos de positivo en nosotros que ayuda a acrecentar el diálogo?
- ¿Qué podemos hacer para mejorar el diálogo conyugal?
Señor,
tú eres la Palabra,
que siendo tanto te hiciste poco:
un hombre:
para acercarte,
y así dialogar con nosotros;
enséñanos a renunciar
a nuestro yo orgulloso,
a ser indiferentes
ante el reclamo del otro;
a querer imponer nuestras ideas.
Señor.
Enséñanos a dialogar,
a charlar sobre nosotros mismos,
a abrir nuestros corazones
para ser totalmente del otro
y así nuestras intimidades
sean una sola.
Amén.
"El que quiera oír que oiga" ( Mateo 13, 9)
Este pensamiento de
Jesús, el que quiera oír, que
oiga, que manifestó en varias oportunidades, perfectamente lo podemos
referir al diálogo conyugal. Generalmente ocurre, que al profundizar el tema
del diálogo, en muchas parejas se toca una herida muy dolorosa: la ausencia de
un diálogo maduro.
Es necesario no
desanimarse. Es posible recomenzar el diálogo. ¿Cómo? Sacrificando todo por
llegar a la comprensión mutua, reconociendo aquello en lo que cada uno falla,
haciendo un verdadero y profundo examen del diálogo, pero por sobre todas las
cosas, aprendiendo a escuchar, pero a escuchar amando.
El que quiera oír, que oiga. Queda claro que Jesús
no le hablaba a sordos, a personas con problemas auditivos, sino que se dirigía
a aquellos que simplemente recibían las palabras en un oído, no dejándolas
penetrar hasta el corazón. El que quiera oír con el corazón, que oiga.
Solo quien se disponga
realmente a abrir el corazón a la palabra del otro, sabrá escuchar amando. Dialogar, antes que
hablar, es escuchar.
¿Cómo escuchar amando?
• Teniendo una
disposición tal que el otro se sienta animado a seguir trasmitiendo su
interioridad.
• Preguntando, como para motivar
a que el interlocutor pueda profundizar más en su fama.
• Evaluando si lo
escuchado es exacto. En los momentos en que se crea oportuno, es necesario
realizar una síntesis de lo escuchado y volcarlo en el otro, para que evalúe,
si se ha recibido lo que se quiso trasmitir.
• Evitando juicios y
actitudes defensivas.
Escuchar no es solo dejar penetrar las palabras
del otro en nuestro sistema auditivo.
Es acoger al otro como persona a través de sus palabras .
La capacidad de escuchar amando
depende de cuan profundo sea el deseo de ser alcanzado por el otro. Escuchar requiere apertura
Es necesario saber escuchar para lograr un profundo diálogo, como es posible para los que se aman, especialmente
trabajar en
la construcción o el
acrecentamiento del diálogo. Para iniciar el camino, es necesario un verdadero examen de responsabilidad
personal de cada uno, en cuanto a que el o conyugal no ha llegado aún a ser
plenamente profundo.
No se logra el ideal
del diálogo:
• Cuando las
conversaciones se remontan permanentemente al pasado, recomenzando siempre las
mismas discusiones, los mismos temas.
• Cuando uno de los constantemente rechazan las ideas del otro.
• Cuando por falta de
capacidad de escucha no se descubre que ambos expresan lo mismo:
• Cuando la coincidencia
en un punto, tiene como revancha la oposición en diez.
• Cuando se sacan a
relucir obstinadamente los temas que separan en lugar de resaltar los que unen.
• Cuando se elabora la
respuesta, sin atender a lo que el otro está diciendo.
• Cuando la odiosa
costumbre de contradecir, de interrumpir y de levantar el tono no se da por
vencida.
• Cuando sólo se expresan
palabras hirientes y se interpretan las palabras del otro en un sentido falso y
poco comprometedor para sí.
• Cuando se quieren
sostener las proposiciones más discutibles como verdades fundamentales.
• Cuando por ser
orgulloso, soberbio e intolerante, se prefiere seguir viviendo en el barro de
charcos contaminados en lugar de buscar fuentes de agua viva cristalina.
• Cuando se esperan
atenciones y agradecimientos, y se recibe solo reproches.
• Cuando a las ideas que
uno está dispuesto a defender hasta la muerte, el otro las combate con
sonseras.
Cuando todo esto sucede
en una pareja matrimonial, se construye un verdadero infierno, pero un infierno
de frío.
- ¿Estamos dispuestos a "escuchar amando"?
- ¿Qué sentimientos produjo en nosotros dialogar este capitulo?
Señor,
cuántos perdieron la oportunidad ,
cuántos siguen en tinieblas,
por no escuchar tu Palabra,
con un corazón abierto.
No queremos que en nuestro matrimonio
ocurra lo mismo,
quedar cada uno en tinieblas,
por no hacer crecer la luz
de conocernos más y mejor.
Señor,
queremos conocernos más profundamente
a través de un diálogo
garantizado por una manifiesta
capacidad de escucha,
y así, no solo recibir la palabra del otro,
sino a él mismo.
Ayúdanos, a "escuchar amando".
Amén.
Muchos otros signos...hizo Jesús (Juan 20,30)
Al tocar tu cuerpo, poseo todo tu ser.
Dios llegó hasta
nosotros para revelarse, mostrarse, dialogar. Se hizo humano a través de otros,
o, en su propio Hijo, para hablarnos sobre quién era él. Lo curioso es que
realizó todo a nuestro modo,
utilizando signos y palabras para que podamos comprender.
Él conoce que los hombres nos comunicamos con palabras y también con
signos. Debemos descubrir que somos capaces de construir diálogos verbales y no verbales.
El diálogo verbal es
aquel que para realizarlo utilizamos palabras, del cual ya tratamos en los dos
capítulos anteriores. Reflexionaremos, aquí, sobre el diálogo no verbal. Ese que se realiza con gestos, miradas, caricias,
etcétera.
Cuando una pareja vive
sus primeros tiempos de enamoramiento, piensa que estarán siempre juntos y que
con el correr del tiempo la relación será igual o mejor.
Mientras son novios y
en el primer tiempo del matrimonio la pareja está siempre acariciándose,
experimentan como algo hermoso el tomarse de las manos, ni se les cruza por la
mente que más adelante no se acariciarán con la misma frecuencia y
sensibilidad.
Pocos años después de
estar casados comienzan a surgir algunos cambios. Ya casi no se les ocurre la idea de una caricia.
¿Acaso no están sus manos siempre ocupadas con un periódico, un cigarrillo, un
libro, una herramienta o alguna tarea del hogar? Cuando uno llega a un
restaurante se da cuenta enseguida de cuales son las parejas de
casados y cuáles las de novios... O la diferencia que marcan en el
caminar paseando o en el andar en automóvil, entre una pareja de jóvenes enamorados y la
de otra nace tiempo vive en matrimonio... La pareja joven comparte se abrazan,
miran juntos la vidriera, nunca se separan fisicamente. En cambio, la
pareja de más años lo vive distinto: ella mirando la vidriera, él
parado en el cordón de la vereda (la vidriera lo aburre y tiene miedo de
que le salga caro el consentir). El automovil: los novios, ¿cuántos van en el coche? ¿Uno o
dos? Los esposos: menos mal que
la puerta tiene posabrazos para apoyarse. se. Cuando no viene el hijo crecidito que manda a la madre al asiento de atrás.
Alguien me decía un día
que el ser romántico es asunto de adolescentes enamorados, de inmaduros, en fin cosas de chiquilines. Simplemente le
respondí: "¡Pobre matrimonio el tuyo!".
Una pareja se percibe mutuamente cuando se está acariciando. Es distinto que
dialogar sólo verbalmente. Existe un vinculo definido cuando se está
acariciando o se experimenta el ser acariciado. Asimismo se crea una distancia cuando no hay
contacto físico. El no estar
juntos, sino separados, produce una relación lejana, impersonal. Un elemento especial de
unidad no está presente cuando no se está,
prolongadamente, con algún acto físico. Un matrimonio no necesita estar acariciándose cada momento, pero cuando
las caricias son menos frecuentes , una cierta ente ternura y dulzura desaparece de su relación.
Es más difícil escuchar y concentrarse en el otro sólo con los
y oídos. Se necesitan,
también, las manos. Se experimenta facilmente cuando el otro no está compenetrado en uno,
las manos evitan esa
demostración.
La disminución de las
caricias es signo de un enfriamiento de la relación, de una mayor concentración de la persona en
sus intereses y aparece una mayor sensibilidad a ser herido Suele comenzar un sentimiento
de estar aislado, incomprendido, utilizado. El matrimonio puede transformarse en un
oficio. Se que el tiempo romántico ya ha pasado y esto no significa que están
disgustados el uno con el otro, o que rechacen la responsabilidad
matrimonial, pero , que lástima perdieron la "chispa",
lo nuevo que debe ser cada día la vida de pareja, se vuelve todo desabrido,
monótono, la atención queda dominada por otras cosas y no por el cónyuge. Se
pierde la sintonía del otro. El interior necesita el cuerpo para expresarse.
Cuando dos esposos se tocan llegan a poseerse plenamente.- ¿Cuándo nos acariciamos? ¿Qué efectos descubrimos cuando nos acariciamos menos?
- ¿Por qué nos acariciamos menos?
- ¿Cuál de nosotros acaricia con más frecuencia?
- ¿Qué nos decimos cuando nos tomamos la mano?
- ¿Sabemos escuchar el lenguaje no verbal?
Señor,
tú actuaste según
los modos de comunicación del hombre,
haciéndonos descubrir
que la mejor manera de llegar al otro
es a través de su propio camino.
Ayúdanos a no desaprovechar
la infinidad de modos que poseemos
para comunicarnos amándonos,
que siempre sintonicemos
el uno con el otro
para que nuestro diálogo verbal y no verbal
no posea interferencias
de ninguna especie.
Que jamás dejemos de utilizar
nuestro lenguaje
para no enfriar la relación matrimonial.
Amén.
El hombre conoció a Eva, su mujer...(Génesis 4, 1)
El sexo ha dejado de ser un tabú en las conversaciones de la calle entre los adolescentes y
jóvenes y en todos los diálogos en los cuales se trate el sexo en su generalidad sin afectar la intimidad de los interlocutores.
Pero aún sigue siendo un tabú dialogar el tema entre esposo y esposa, porque toca a
la intimidad. ¿Hablan ustedes de la cualidad que comparten y viven? La experiencia nos dice que los esposos no dialogan sobre su
sexualidad. "Hacen el amor" o no lo hablan porque se "ponen
colorados". Se donan, se entregan físicamente el uno al otro. Y todo queda
allí. Cada uno tendrá que interpretar porque
es "cine mudo".
Los cuerpos no aman, el placer no ama, ni el deseo ama . Se ama desde adentro, desde lo más
profundo del corazón, los cuerpos son transmisores de ese mensaje de interioridad y profundidad del ser. Así, la sexualidad se
concreta en un lenguaje cálido y amoroso lleva como contenido lo que cada uno
siente respecto del otro.
Sin dejar de ser cada uno su propio yo se abren
al tú del otro en una entrega total y
personal, encarnada incluso a través de sus cuerpos. Un yo que es
cuerpo, sentimiento y espíritu, entra en unión encarnada con el tú del otro en su triple dimensión, física, sicológica y espiritual.
La sexualidad no es
amor sino lenguaje del amor. No es humana una
sexualidad sin amor porque no integra la triple dimensión de la persona.
Esto hace que la sexualidad sea básicamente
transparencia de dos vidas, de dos almas y de dos cuerpos. Transparencia de dos
verdades, de dos amores, de dos sinceridades que se abren mutuamente. La
transparencia de los cuerpos desnudos no es signo de lo atrevido y provocativo,
sino signo sagrado de dos corazones y de dos vidas limpias. Cuando existe
cualquier mentira en nuestro interior (sentimiento adverso, no expresado, al
momento que se está compartiendo) hace que la desnudez pierda la naturalidad,
surja la vergüenza de Adán y Eva (cfr. Gn 3, 7).
La transparencia de la sexualidad hará que los signos físicos de la
pareja sean acompañados de palabras de amor, las cuales cargarán de sentido al
mismo signo. Se trata de uno de esos momentos únicos en que la palabra se hace
tierna, amorosa, dulce, sin agresividad. Una entrega física no acompañada de la
ternura de la palabra, se hace misteriosa, turbia, empañada. Es el momento de
decirse mutuamente lo mucho que se quieren y aman, cuánto se necesitan, lo
feliz que cada uno se siente de estar al lado del otro. ¡Así podrán conocerse
plenamente!
No en vano la palabra
de Dios denomina a la relación sexual con un término un poco raro para nuestro
lenguaje de hoy: conocer. Como lo expresa el texto bíblico con el cual
iniciamos la reflexión, El hombre conoció a Eva, su mujer. Es que toda entrega de los esposos debe ser un
mutuo y pleno conocimiento porque es un revelarse el uno al otro tal y como son
y tal y como quieren ser. Conocer es meterse dentro del ser del otro, es
compenetrarse con el otro, es descubrir la verdad del otro. Nos amamos y
conocemos también con el cuerpo.
- ¿Hablamos de nuestro sexo?
- ¿Qué sentimos cuando nos entregamos el uno al otro?
- ¿Cómo vemos nuestro comportamiento sexual?
- ¿En qué debemos mejorar sexualmente para que crezca nuestra relación de pareja?
Señor,
te damos gracias y bendecimos
porque eres el Dios del amor.
Nos has creado, varón y mujer,
con infinitas ansias de amar.
Tú quieres que nuestra entrega intima
sea un sacramento,
un signo de que tú mismo nos amas.
Y también,
que nuestra entrega corporal,
sea sacramento de nuestro interior,
un signo que exprese
el lenguaje de nuestro amor.
Gracias, Señor,
porque a través de esa entrega
permites que nos conozcamos
cada día más y mejor,
y por sobre todo,
gracias porque en ese compenetrarnos
en el amor,
somos apoyo y ayuda mutua,
y además, nacieron nuestros hijos,
lo más precioso que poseemos.
Gracias, Señor.
Amén.
Yavé, Yavé es un Dios misericordioso y clemente tardo a la cólera y
rico en amor verdadero, que mantiene su amor por mil generaciones (Éx 34, 6-7).
Permanece fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la Vida (Apoc 2, 10).
Prometo serte fiel tanto en la prosperidad como en la
adversidad.... durante toda mi vida' (Ritual
romano).
Dios es rico en amor
verdadero, por ende su amor dura por todas las generaciones. Los cristianos
debemos permanecer fieles al Señor, hasta la muerte, para recibir la corona de
la vida. Fidelidad que se concreta en las grandes y pequeñas cosas de nuestra
existencia. Para los esposos esta fidelidad tiene como marco la alianza
matrimonial.
En el sacramento del
matrimonio han dado una palabra: prometo serte fiel tanto en la prosperidad como en la adversidad, en
la salud como en la enfermedad: Fiel es el que guarda y
cumple la palabra dada a otra persona.
Ahora bien, ¿qué es ser
fiel en el matrimonio? ¿Qué es guardar y cumplir la palabra dada en el
sacramento? Muchos piensan que ser infiel es olvidar la alianza matrimonial,
llegando a compartir con un tercero el cuerpo.
Evidentemente que este
pensamiento no está mal, pero veremos que aun es mucho más profundo. Jesús no
abolió el no matar, pero le dio
un tinte más positivo, amen a sus enemigos. Vamos a profundizar hasta
dónde llega el ser fiel en el matrimonio:
• Tú eres mi dueño: Ser fiel es vivir la
realidad permanente de que cada uno es del otro, en virtud de la donación mutua
que realizaron frente al altar. Sin fidelidad al ser posesión del otro. cuando se comparte el
cuerpo con un tercero, el matrimonio pasa a ser simplemente una figura externa,
siendo no solo una falta al sexto mandamiento, sino también _na acción contra
la justicia, ya que no se dispone del cuerpo, él es posesión del cónyuge. Por
lo tanto, al compartirlo con un tercero se lo
está robando. Nadie puede servir a dos señores, o a uno o a otro, lo
dijo Jesús. ¿Qué más?
Leamos de nuevo a Jesús: Yo les digo que quien mira con deseos a una mujer ya cometió adulterio
en su corazón, agregemos nosotros: o a un varón. Porque en ese instante,
no se es del esposo, de la esposa... Es para dialogarlo, ¿no?
.Me casé contigo para
hacerte feliz: Decíamos que la fidelidad va mucho más allá de lo
que generalmente pensamos. ¿De qué vale no "engañar" al cónyuge si
en la vida diariana no se lo hace feliz a causa del mal humor y desinterés por él?
El día del casamiento se comprometieron a hacer
feliz al otro, por lo tanto, cada gesto, palabra u olvido que no contribuye a
que el otro sea feliz, se transforman en migajas re infidelidad a la alianza
matrimonial. Para pensarlo.
• Más aun, me casé
contigo para hacerte eternamente feliz: Cada esposo debe
preocuparse por estar en gracia para hacer crecer al cónyuge, tratando de
hacerlo eternamente feliz por medio de la santidad.
Hay muchos otros elementos
que son signos de fidelidad:
- El diálogo: Si no se comparte plenamente la interioridad y los sentimientos, hay algo que se esconde ante el otro. ¿Es esto fidelidad?
- La alegría: Otro de los signos del empeño por ser fiel al compromiso matrimonial es el buscar alegrar siempre al cónyuge y a la familia. La infidelidad va del brazo de la amargura, la fidelidad se expresa en la alegría. El interés por el otro: Ser fiel es, también, preocuparse y ocuparse del cónyuge, de sus intereses y problemas.
-
La cruz: Por si todo fuese poco, recuerden que como esposos prometieron ser fieles "en la adversidad y en la enfermedad", por lo tanto la fidelidad reclama que cada un lo ayude al otro a soportar sus sufrimientos, sus dolores, su caídas. En fin, ser fiel es ayudar a llevar la cruz, como Cireneo ayudó a Jesús.
- ¿Somos realmente fieles, en todo lo que esto implica?
- ¿Qué podemos comenzar a realizar para acrecentar nuestra fidelidad?
Gracias , Señor,
porque el día
de nuestro sacramento matrimonial,
nos diste, entre otras
la gracia de la fidelidad.
Ayúdanos a tenerla siempre presente,
para poder ser mutuamente fieles
hasta el fin de nuestras vidas,
en todo, especialmente
en las pequeñas cosas de cada día,
para que cuando lleguen
las pruebas grandes
no nos tomen desprevenidos,
pudiendo, así,
permanecer en nuestro amor.
Amén.
Felices los que tienen espíritu de pobres,
porque de ellos es el reino de los cielos.
(Mateo 5, 3)
Felices los esposos pobres. No pensemos que ahora vamos reflexionar sobre el
dinero y que la pobreza de la cual vamos hablar significa que deben venderlo todo,
regalarlo todo, vivir sin comodidades. Aquí tampoco vamos a exponer sobre es
esposos que nada tienen porque la sociedad injusta no les dio lo aue les
correspondía.
Los esposos pobres que son felices de verdad son los que serán centro de nuestra reflexión. ¿Cuáles son?
- Los que no poseen nada porque todo se lo brindaron el uno al otro.
- Los que comparten todo en la comunidad de amor que crearon sin levantar banderas de "propiedad privada".
- Los que nada guardan porque todo lo tienen al servicio del otro.
Ahora bien, miremos al esposo y a la esposa individualmente:
- No tiene dinero propio porque todo está al servicio del hogar.
- No vive rodeado de secretos porque lleva una vida transparente.
- No experimenta la soledad porque es feliz al lado de su esposa.
- No posee dudas ni tiene prejuicios porque confía en el
- No hace uso de sus propias decisiones ya que todo dialoga en pareja.
- No tiene tiempo porque todo es para ella. No posee su cuerpo ya que se lo entregó a su esposa.
- No siente angustia porque sabe esperar cada día lo nue que ella le brindará.
La esposa es pobre cuando:
- Todo lo hace con alegría porque su esposo está por llega
- No mide lo que da porque todo se lo brinda.
- No vuelca sobre su esposo los problemas del hogar instante de llegar.
- No tiene celos porque confía en su esposo.
- No espera para perdonar sino que lo hace inmediatamente
- No vuelve sobre el pasado sino que olvida lo perdonado
Los cónyuges que no son pobres, son los:
- Que adoran la "riqueza" de su "yo".
- Que creen que solo dan y nunca reciben
- . Que nada esperan del otro.
- Que lo saben todo.
- Que siempre dan consejos pero nunca escuchan.
- Que no aceptan correcciones porque son "intachables".
- Que nunca piden perdón.
- Que nunca perdonan o si lo hacen llenan largos contratos condiciones.
Esposos
y esposas pobres son aquellos que, a pesar de muchas dificultades, siguen
creyendo que todo es posible para los que se aman
Son los que: lo esperan
todo del otro, como el primer día ; siguen sintiendo que necesitan del otro
porque asumieron que en el camino hacia la
felicidad no pueden “autoabastecerse".
Felices los esposos y esposas que tienen
hambre de esta pobreza espiritual. Hay muchas parejas que no son felices ¿no será porque hay demasiados cónyuges ricos
en la zoncera?
- ¿Somos realmente pobres en todos los aspectos de nuestras vidas?
- ¿Ayuda la pobreza material en la vivencia de la pobreza espiritual?
- ¿En qué debemos trabajar para ser más pobres?
Señor,
tu pobreza transformó al mundo,
llegaste a regalarnos
todo lo que poseías:
tu misma vida.
Enséñanos a ser pobres de verdad,
para así transformar nuestro matrimonio y nuestra familia,
donde cada uno
renuncie a su "yo"
para solo buscar la felicidad
en el otro.
Señor,
que mirándote a ti,
descubramos que el despojo de si mismo
es el camino de la única riqueza
que juntos, esposo y esposa,
podemos construir:
la felicidad,
esa que se alcanza ya }pero que también es eterna.
Amén
Felices los que lloran,
porque recibirán consuelo. (Mateo 5,5)
¿Cuántas veces han llorado como esposos?
¿Cuánto significado pueden tener unas lágrimas? Porque no siempre son signo tristeza. O, acaso, ¿nunca
han llorado de alegría y felicidad? Suelen ser las lágrimas más limpias, más
nobles, más sincera Además. las lágrimas son signo de algo que se quiere dejar
para siempre. De algo que se tiene y se
debe superar. En fin: ¡cuántas veces las lágrimas son signo de conversión!
Cuando nos damos de que debemos cambiar, lloramos. Cuántos esposos lloran porque
saben que deben perder algo negativo. Pero también lloran porque los espera un
cambio total. Con mucho de positivo. Esto es la conversión.
Esposos que saben llorar porque reconocen los errores
de un pasado, porque a través del
diálogo han descubierto su egoísmo, su orgullo, su hipocresía, su ser cómodos,
sus …tantas cosas. Pero esposos, generalmente, también saben perdonar y ser perdonados.
Saben comenzar de nuevo. Decir "sí" nuevamente a grandes horizontes,
a cosas lindas que pueden estar en sus casas, a la vida feliz, a la esperanza, al amor, a la
primavera desde del invierno.
¡Qué hermoso! Cuando hay esposos y
esposas que juntos lloran los problemas, las dificultades, los obstáculos, los
sufrimientos los errores de los dos, o de cada uno asumidos como de ambos
Recuerden ante cada momento duro o de
cambio, lo que nos dice Jesús: Felices los que lloran,
porque recibirán consuelo.
Aquellos que nunca lloran de sí mismos jamás llegarán a grandes metas,
por esto los que ríen, llorarán, y los que ahora llora recibirán consuelo,
luego reirán. Ya ríen. ¿Cuántas veces habrán experimentado los frutos de una
lágrima? En el complemento de ambos, en la educación de los hijos, en el
crecimiento personal
Recuérdenlos. Ellos son el mejor signo de la
palabra de Jesús. Porque el fruto que aparece como común denominador de toda
las lágrimas y esfuerzos, es un amor resucitado, ya que mucha veces las
lágrimas riegan alguna zona árida del amor.
- ¿Lloramos juntos los problemas, las dificultades, los esfuerzos, los sufrimientos, los errores?
- ¿Cuáles fueron los momentos más importantes de nuestras vidas donde las lágrimas produjeron frutos?
- ¿Qué frutos concretos hemos cosechado después de las lágrimas?
Señor,
muchas veces hemos llorado,
con lágrimas o sin ellas,
lo hemos hecho por tristeza
y, también,
por tantas otras cosas,
entre ellas, a veces por alegría.
Pero hoy queremos hablarte
de aquellas lágrimas que nos ayudaron a crecer,
que nos permitieron seguir luchando
por un mejor entendimiento,
que nos ayudaron a comprometernos
más profundamente con la educación
de nuestros hijos.
Señor,
te hablamos de ellas
simplemente para agradecértelas.
Ya hemos probado el fruto
que nos habías prometido
cuando anunciaste: "Felices...
los lloran, porque reirán".
Jesús,
tu sonrisa es profunda y serena
porque lloraste en la cruz,
por esto, comprendemos
tu palabra:
"Felices los que lloran".
Ayúdanos a iluminar
los momentos que aún quedan
en nuestra vida,
en los que se harán presente las lágrimas.
Amén.
Felices los (esposos) que son sencillos
de corazón (Mateo 5, 8)
¡Cuántas cosas
complicadas en la vida! ¡Y cuánto pesa Fundamentalmente, cuando esas cosas
surgen de corazón intrincados, enrevesados.
Dios hace todo lindo,
por su gran sencillez. Y las hace porque pone un inmenso amor.
Los corazones y las
vidas enredadas, retorcidas, no val para un gran amor, y mucho menos, para un
gran amor esposos. Ya que el amor es:
•
sencillo,
•
claro,
•
limpio,
•
resplandeciente,
•
muy puro,
•
terso.
Hay esposos con
corazones demasiado complicados que solo tienen como fruto un amor complejo,
con muy poco de amor.
Corazones intrincados porque:
- No son corazones limpios.
- No son corazones inocentes.
- No son corazones desnudos.
Hay muchos esposos, muchas esposas, a los cuales su corazón o parte de
él no los deja amar verdaderamente, ya que en su recinto, hay cosas:
- Que no se pueden ver.
- Que no se pueden conocer.
- Que no responden a la verdad.
Entonces son corazones que comienzan a mentir: en los
ritos, en las expresiones, en los afectos... Claro, nos parece que todo esto
queda para las grandes cosas. ¿No les parece que con un montón de pequeñas
faltas se puede hacer una grande? ¿Cuántas veces se han mentido? (Cuando no se dijeron
dónde estaban, cuando se ocultaron un precio, cuando se excusaron de una falta siendo que en realidad eran
culpables,etc..
Entonces, así el corazón
se enreda en la mentira, en el orgullo, en el egoísmo.
Felices los sencillos de
corazón. Sólo los esposos capaces de tener un corazón sencillo podrán ser
felices, recordando permanentemente que la sencillez
es fruto de una vida, de un amor y de una mente verdaderamente
auténticos.
¡Que hermoso es contemplar dos esposos que se aman sencillamente! Un
amor que no necesita explicaciones, en el cual no hay nada que no se entienda,
todo está a la luz. Sencillamente así: se aman.
- ¿Alguno de nosotros complica nuestro amor?
- ¿Existen escondites en nuestros corazones?
- ¿Qué nos falta aún para vivir la sencillez de corazón?
Ayúdanos, Señor,
a ser sencillos en nuestro amor,
para pensar siempre bien,
para confiar siempre en aquel
que pusiste a nuestro lado,
para saber superar las dudas.
Que nunca compliquemos
el camino hacia la felicidad
queriendo conquistarla
con extrañezas que no estarán
a nuestro alcance,
sino que seamos felices por el camino
de la sencillez,
por el camino de lo simple,
en definitiva,
que seamos felices en nuestro amor.
Amén.
Felices los (esposos)
que tiene hambre y sed de perfección,
porque serán saciados. (Mateo 5, 6)
El
hombre es un ser que fue lanzado a la vida de manera
inacabada, está destinado a que él mismo busque perfeccionarse, realidad que lo lleva a
nunca decir que ya lo logró todo. Nunca decir basta, porque siempre es posible más.
Por ser una realidad humana, el
matrimonio, también se enmarca dentro de este "hambre y sed de
ser cada vez más perfecto”
Ya que el matrimonio no es:
- Una realidad que termina el día del casamiento.
- – Algo que al firmar queda archivado para siempre.
Sino que es:
Una comunicación que nunca termina,
Un compartir
que nunca debe decir basta.
Por eso los esposos no deben ser:
satisfechos
instalados
hartos
De esposos que ya no anhelan
más, que se han cruzado de brazos, que se han instalado, tenemos matrimonios
sin matrimonios aburridos y cansados, matrimonios esclerosados endurecidos.
El que está lleno,
harto, no apetece, no busca. Sino que como el animal que devoró su presa se
pone a dormir.
Es necesario que los
esposos tengan hambre y sed:
•
de más felicidad,
•
de más comprensión,
•
de más diálogo,
•
de más amor,
•
de más cariño,
•
de todo lo que todavía les falta.
Deben tener conciencia
de que cada uno puede darse más otro. De que el cónyuge espera algo más.
Piensen profundamente:
¿Tienen hambre de compartir más horas juntos?
¿Tienen hambre de dialogar más?
¿Tienen hambre de decirse mil veces "te quiero"?
¿Tienen hambre de conocerse más mutuamente?
¿Tienen hambre de ayudar al otro para que siga creciendo
¿Tienen hambre de compartirlo todo: cuerpo, sentimientos corazón?
¿Tienen hambre de hacer
al otro más feliz hoy que ayer?
¿Tienen hambre de que Cristo que vive en el matrimonio ustedes no sea
ignorado en sus vidas?
¿Tienen hambre de la gracia de Dios que mutuamente se comunican para
la santificación?
¿Tienen hambre de vivir
un amor sincero y auténtico tanto en la prosperidad como
en la adversidad, en la salud como en a enfermedad?
Cuantos matrimonios nacieron muertos,
porque no había hambre y sed verdadera
de crecer, cuántos matrimonios se rompieron porque ya no esperaban más, cuántos
están experimentando una gran frialdad y agonía de amor porque se instalaron.
Felices los esposos que
cada día quieren llegar a ser más perfectos.
- con hambre de ser mejores,
- con hambre de hacer feliz al otro,
- con hambre de ser felices juntos.
Preguntémonos, si existe en nosotros esta
hambre de "ser más” y si realmente buscamos los medios para ser
saciados.
Felices los esposos que tienen hambre y sed de
"ser más" y “mejores” , porque serán saciados.
- ¿Nos esforzamos hasta el máximo en nuestro amor?
- ¿Buscamos ser mejores cada día para darnos más y mejor al otro?
- ¿Tenemos como ideal la perfección o hemos quedado instalados en una actitud consumista?
Señor Jesús,
cuando llevabas la cruz comino al calvario,
caíste tres veces, pero te levantaste
buscando la meta:
hacer feliz a todos los hombres
con tu muerte y resurrección.
Nos enseñaste a buscar el objetivo
la meta. a pesar de todo.
Ayúdanos. Señor,
a buscar juntos la perfección,
a no quedar anclados en el conformismo,
en el cansancio, en estar instalados.
Queremos, Señor,
como pareja, luchar por los valores,
que pusiste a nuestro alcance,
queremos hoy "ser más" que ayer.
Aliéntanos, Señor,
para que nunca dejemos de mirar
el gran ideal que tienen nuestras vidas,
la perfección en ti.
Que siempre tengamos hambre y sed
de ser perfectos.
Amén.
Felices los que tienen el corazón limpio
porque verán a Dios (Mateo 5, 6)
Genetralmente, nos preocupamos bastante
para no salir a la calle sucios en
nuestra ropa o en nuestro cuerpo. Nos han invadido los jabones, perfumes,
champúes, etcétera. Esto está perfecto. Pero
Jesús nos dijo que no es lo de afuera lo que ensucia al hombre, sino lo que
nace del corazón humano. Nuestros corazones, ¿están limpios?
Para que los esposos sean felices
plenamente es necesario poseer un corazón limpio.
Limpio:
- De todo lo que lo empaña
- De otros amores,
- De una dualidad de vida, De perjuicios falsos
- De mahismo y feminismo, Del qué dirán.
- De lo que hacen los demás.
- De compromisos que pueden romper la armonía conyugal
- Del pecado,
contra Dios,
• De toda forma de egoísmo.
• De rencores y reproches.
• De orgullo y soberbia.
• De pavadas, infantilismo y chiquilinadas.
• De creerse siempre la
"víctima".
• De exigirle todo al cónyuge sin exigirse
a sí mismo.
De
creerse el gran "incomprendido" cuando nada se hace por comprender al
otro.
Claro que en los corazones siempre se encuentra algo de polvo que no
deja presentarlo reluciente y brillante, pero no debe quedar allí, porque la
realidad debe ser otra: la felicidad de un
corazón limpio.
Es necesario que aprendan a limpiar
diariamente sus corazones, realizando un diálogo matrimonial que examine la
jornada
•
Qué ha empañado el amor en este día.
•
Qué obstáculos existieron que impidieron el crecimiento amor conyugal.
Aquí llegamos al elemento fundamental
para que se crezca en la limpieza del
corazón: el perdón. Esposos que se perdonan mutuamente, esposos que se acercan al
sacramento de la reconciliación para ser perdonados por el Señor, esposos que
quieren un corazón limpio. Perdona nuestras deudas
así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores; "perdónanos Señor,
así como nosotros dos nos perdonamos
mutuamente".
Cuanto
más limpios estén los corazones mejor se puede mirar conocer y comprender. A través de un cristal
sucio y empañado, nuestra mirada no será
del todo objetiva, obtendremos una impresión defectuosa; en cambio, a través de
un cristal limpio podremos contemplar las cosas tal cual son. Estas se ven
según el color con que las miramos. El
cónyuge será visto y conocido según el color del corazón con que se miren. De novios
y enamorados, hasta los defectos parecían virtudes, las dificultades disminuían
de altura, un lunar en la cara tenía un encanto
único. ¿Por qué? Porque el corazón estaba limpio, las cosas se veían desde la
óptica de la a esperanza. ¿Por qué de casados se tienen que ver diferentes, distintos?
¿Es que el otro cambió o tú en tus sentimientos, actitudes, delicadezas? Pero,
sobre todo: ¿no será que han cambiado en el corazón, en la mirada, en el amor?
¿No habrá en el corazón un obstáculo que impide
verse tal cual son?
¡Hay que limpiar el corazón!, para verse
de nuevo, como nuevos, con la ilusión de antes, con la esperanza del principio,
con una comprensión total.
Felices tos esposos que tienen un corazón limpio porque no envejecerán
conociéndose. Siempre serán nuevos el
uno para el otro.
- ¿qué elementos ensucian aún la mirada de nuestro corazón?
- En qué cambió nuestra mirada desde nuestro noviazgo?
- ¿Cómo podemos ayudarnos a limpiar el corazón?
Señor, moriste en la cruz para limpiarnos del pecado.
Ayúdanos a limpiar nuestro corazón,
para conocernos mejor, para descubrir
todo lo bueno que hay en el otro,
para mirarnos siempre con la limpieza de los enamorados,
para comprender, por sobre todas las cosas.
Acompáñanos en la tarea de erradicar de nosotros
el pecado, el cansancio, el aburrimiento y la costumbre,
para ser nuevos cada día en este camino hacia la felicidad.
Amén.
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán reconocidos
como hijos de Dios. (Mateo 5, 9)
¡Cuantas
veces nos
horrorizamos frente al televisor, ante las escenas de guerra! Todos sabemos que
las guerras son negativas… malas ¡Terribles! Más aun, si
estas guerras son entre hermanos de una misma nación. Guerras en las que
vencedores y vencidos llegan al mismo final: destruir su propia
casa.
Hay muchos esposos que dan la impresión
de que la celebración de su casamiento fue una declaración de guerra, otros encuentran
dos por tres la ocasión para desafiarse en diversas guerras: unas de largos silencios,
otras de aislamientos e incomunicación, unas guerras de indiferencia y
frialdad, otras calientes, de insultos, amenazas, gritos o gestos violentos.
Todas ellas tienen en su origen la misma causa: una
gran incapacidad
De crecer en la amistad a través de la
convivencia,
De vencer el orgullo,
De reconocer los derechos del otro,
De romper el cerco del egoísmo que solo
busca dominar a los demás
Y como siempre, cuando existen
guerras pagan las consecuencias los inocentes. En las guerras del hogar,
los hijos, que
quieren vivir y desarrollarse
en paz y no entienden todo lo surge de un corazón humano que sólo quiere
agredir.
¡Cuánto tiempo y energías se pierden en cada pequeña o gran guerra! ¡Cuántos momentos de felicidad se
esfumaron que volverán más! ¡Cuánto cariño destruido, a veces casi imposible de
reconstruir! La guerra entre los esposos mata, destruye el amor, la vida, la
esperanza, el crecimiento en todo el ámbito familiar, crea resentimientos y
amarguras.
¡Felices los esposos
capaces de construir la paz en su hogar! Felices los esposos que fabrican la paz en su pareja domina su genio,
superando su carácter, reconociéndose no superior, sino igual, creando
tranquilidad y serenidad en el hogar.
Hay muchas maneras, pequeñas o grandes,
de romper la paz. Examínense juntos, dialogando con el fin de erradicar del hogar
hasta la más mínima partícula de pólvora.
Reflexionen:
•
¿Buscan la verdad o alguno impone "su verdad"?
•
¿Comparten la autoridad o uno de los dos ejerce la suaya?
• ¿Se preocupan para que cada uno pueda
realizar sus gustos o a veces hay imposición en este sentido?
• ¿Saben dar la razón al otro o creen que
el otro nunca la tiene?
• ¿Usan al cónyuge como blanco de desahogos
de las rabietas de afuera o dentro de casa?
•
¿Usan el arma del grito o de los silencios mal intencionado?
•
¿Saben callar cuando el otro levanta la voz?
• Cuando el "horno no está
para bollos", ¿meten más leña fuego?
Recuerden:
•
La paz nace de un corazón nuevo.
•
El diálogo por la paz, es una urgencia del hogar,
Y así, educarán para la paz...
Por sobre todo tomen conciencia de que la paz es posible.
Ella depende de ambos, pero no olviden: también de cada uno
Felices los esposos capaces de ser:
• Artífices de paz.
• Cáminos de paz.
•
Creadores de comunidades familiares de paz. Porque serán llamados hijos de Dios.
¿Qué elementos perturban la paz de nuestra pareja?
¿Contribuimos a crear un clima de paz en el hogar?
¿Estamos educando a nuestros hijos para la paz?
Señor Jesús,
tú nos regalaste el don de la paz,
ayúdanos a ser artífices de ella,
en nuestra pareja, en nuestra familia.
Que seamos testimonio de paz para nuestros hijos,
que viven en un mundo de violencia, guerra y odio..
Que descubran y experimenten en nosotros, sus padres, la paz.
Esa paz que no les da la sociedad,
que no les muestran los medios de comunicación social
que no les trasmiten nuestros ambientes.
Ayúdanos a ser creadores de paz,
caminos de paz, educadores de paz.
Amén .
1.- ¿Brindamos un mensaje nuevo sobre el matrimonio y la familia, o nos dejamos atrapar por la vejez del ambiente que nos circunda?
2.- ¿Nos molesta el "que dirán" o sabemos enfrentarlo siendo nosotros mismos?
3.- ¿En qué ambientes, entre los que actuamos, necesitan nuestro testimonio?
Señor Jesús, que siempre tengamos fuerzas
para superar el "qué dirán" ,
que nunca el dedo acusador de los demás
nos inhiba en la vivencia profunda
de nuestro matrimonio.
Señor, queremos ser felices
anunciando al mundo,
que nos amamos de verdad
porque tú nos elegiste,
nos pusiste juntos
para caminar por este sendero de amor.
Gracias por hacer que nos amamos tanto,
aunque a algunos no les guste.
Amén.
"Dios a creado al hombre a su imagen y semejanza,
llamándolo a la existencia por amor,
lo ha llamado al mismo tiempo al amor F.C 11
A través de la reflexión de este capitulo podremos contemplar juntos el gran misterio del amor. Lo haremos en forma breve para que ustedes mismos puedan, tomados de la mano, contemplar y orar .
Lo dividiremos en dos partes la primera :Por amor y la segunda Al amor.
1° ¿Tomamos conciencia de esta maravilla: "Somos porque Dios nos ama"?
2° ¿De qué maneras concretas podemos dar gracias a Dios por el don de la vida?
3°¿Sabemos que el hecho de haber sido generosos en la comunicación de la vida a nuestros hijos hemos colaborado y posibilitamos este "por amor" de Dios? ¿Hemos sido suficientemente generosos?
Señor, que hermoso es todo esto.
Gracias por habernos dado la existencia;
gracias por permitirnos ser tu imagen y semejanza;
gracias, porque en tu infinito amor
les has dado el ser a otro.... que un día pusiste en nuestro camino
y, ahora tenemos a nuestro lado .
Gracias , porque a pesar de nuestra pequeñez,
nos hiciste capaz de colaborar en tu explosión de amor,
a través de nuestra entrega mutua que fructificó.
¡Aquí están! Son nuestros hijos.
Tus hijos.
Gracias, Señor. Amén.
¿Qué elementos perturban la paz de nuestra pareja?
¿Contribuimos a crear un clima de paz en el hogar?
¿Estamos educando a nuestros hijos para la paz?
Señor Jesús,
tú nos regalaste el don de la paz,
ayúdanos a ser artífices de ella,
en nuestra pareja, en nuestra familia.
Que seamos testimonio de paz para nuestros hijos,
que viven en un mundo de violencia, guerra y odio..
Que descubran y experimenten en nosotros, sus padres, la paz.
Esa paz que no les da la sociedad,
que no les muestran los medios de comunicación social
que no les trasmiten nuestros ambientes.
Ayúdanos a ser creadores de paz,
caminos de paz, educadores de paz.
Amén .
Felices los que son probados por causa del amor,
porque de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5, 10)
Hace poco tiempo, una pareja de tres meses de casados me comentaba su
experiencia: Cuando vos nos hablabas -me decian- antes de casarnos, de las
dificultades de la convivencia, parecia que éste era un elemento color de rosa,
que se sumaba a los muchos otros con los que soñábamos nuestro matrimonio, pero
ahora...
Experiencia que pasa por todo matrimonio,
en su primera etapa y que a veces, continúa en la vida matrimonial. ¿Por qué? Porque
el amor es probado. Para ser felices hay que superar las pruebas del amor.
Dialoguen juntos, en pareja, algunas de esas pruebas del amor:
La prueba de la desilusión
-
Es probable que hayan sufrido una cierta desilusión en el matrimonio. Me parecía que yo lo
iba a cambiar, que él iba a ser distinto. Ella parecía distinta.
- Desilusión frente al mismo amor, el sexo.
-
Aquella primera desilusión, ¿está hoy presente en el matrimonio de
ustedes?
- Felices los esposos que permanentemente
buscan profundizar en la nueva dimensión que cada día le puede brindar a sus
personas, al amor y al sexo.
- Felices los esposos que toman fuerzas en
la esperanza en vez de resignarse a un no queda ya más
remedio.
- Felices los esposos que en vez de vivir
de recuerdos saben entregarse en plenitud para vivir hoy.
-
Felices los esposos que superan la pequeñez espiritual de amor pasando
a un amor adulto y maduro.
La prueba de la rutina
-
El tiempo mata la novedad de las cosas.
-
¿Matará la novedad del amor?
-
Lo cotidiano, lo de cada día: ¿se hará rutina?
-
Felices los esposos que saben que lo de cada día es la vida.
- Felices los esposos conscientes de que
cada día es todo nuevo, porque ellos son distintos, porque el amor es distinto.
- Felices los esposos que no se acostumbran
al beso, a la entrega, al saludo, a estar siempre juntos, porque no se dejan
llevar por el ritmo de todos los días sino que viven en actitud dinámica,
activa, creativa. Lo monótono es fruto del ser pasivos. Lo siempre nuevo y
actual es fruto de la creatividad.
La prueba de la tentación
- Casarse no significa sacar un seguro.
-
La tentación de la aventura... Además, puede ser un camino para romper
la rutina.
- La tentación de mentir sentimentalmente.
- La tentación del querer comenzar de
nuevo, porque ya no nos entendemos.
La
tentación estúpida e inocente del tengo
derecho a ser feliz
- Dice alguien: La tentación es la
mentira vestida con el traje de la esperanza.
- Felices los esposos capaces de vencer las
tentaciones en un clima de armonía y amistad.
-
Felices los esposos que reniegan de la tentación porque saben que la
única felicidad está en ellos mismos.
1. ¿Qué pruebas tuvimos que superar en
nuestra vida matrimonial? ¿Cómo las superamos?
2.
¿Cuál de ellas aún no fue superada?
Felices ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les
levanten calumnias.
Alégrense y muéstrense contentos porque
será grande la recompensa que recibirán en el cielo (Mt 5, 11-12).
Porque el que quiere vivir no como la generalidad de la gente, no porque los demás piensan o viven "así", sino como Jesús quiere, está expuesto a llamar la atención, a que lo señalen con e dedo. Existe un clima, creado por los inauténticos del mundo, de burla hacia los que desean ser auténticos.
|
Un matrimonio que
se decida a hacer realidad en su vida la buena nueva de Jesús, necesariamente
será criticado. ¿Por qué? Por ser distinto de los demás...
|
Porque el que quiere vivir no como la generalidad de la gente, no porque los demás piensan o viven "así", sino como Jesús quiere, está expuesto a llamar la atención, a que lo señalen con e dedo. Existe un clima, creado por los inauténticos del mundo, de burla hacia los que desean ser auténticos.
Hay muchos que conocen cómo se debe vivir, pero se comportan
contrariamente a lo que piensan, tienen miedo de ser marginados de sus
ambientes, de ser considerados como fuera de foco. Entonces prefieren la
"comodidad". ¿La comodidad? Sí, comodidad, a costa de crear
conflictos en la pareja, crear conflictos en la propia conciencia.
Los esposos que deseen
vivir la verdad de su matrimonio, tendrán que enfrentar:
Un mundo de prejuicios
sociales y morales.
Un mundo machista.
Mil criterios falsos y
equivocados.
Si el esposo no
participa como todos, no se libera o se echa una cana al aire, es un
acomplejado. Si la esposa no grita, si le interesa su esposo, si no corre una
aventura, es una anticuada. Si el matrimonio es casero, dicen: "¡qué
aburrido!". Si caminan y salen
juntos no va a faltar quien diga: "parecen el sobre
y la estampilla". ¡Es necesario enfrentar nuestros ambientes!
Felices los esposos que unidos en un
profundo amor mutuo son capaces de ser ellos mismos.
Felices los esposos que son capaces de
vivir dichosos en su hogar, superando las miles de esclavitudes sociales y compromiso
que impiden su intimidad personal.
Felices los esposos que son capaces de
crear su propia intimidad para construir la dicha matrimonial, sin buscar la
dispersión, la fuga y la evasión.
Felices los esposos que
anuncian la palabra y con sus vidas la buena nueva sobre el matrimonio y la
familia.
Felices los esposos que levantan banderas
de-vida en un mundo anticoncepcionista y abortista.
Felices los esposos que dicen "sí"
todos los días en una sociedad que los invita a decir "no".
Felices los esposos que defienden los
valores del amor conyugal frente al divorcio devastador de familias.
Felices los esposos que siguen creyendo
en el sacramento de su amor conyugal cuando la mayoría ve en él un rito, una
circunstancia, una costumbre social.
Felices los esposos que se aman tanto,
que no necesitan el amor y cariño de nadie para su realización.
Felices los esposos que son criticados y juzgados porque:
- Se aman más que los demás.
- Se aman todos los días.
- Se aman con delicadezas que los demás
perdieron.
- Se aman siempre y para siempre, donde
otros de tanto amarse se aburren y cansan
- En sus vicias se refleja el amor de Cristo a la Iglesia.
1.- ¿Brindamos un mensaje nuevo sobre el matrimonio y la familia, o nos dejamos atrapar por la vejez del ambiente que nos circunda?
2.- ¿Nos molesta el "que dirán" o sabemos enfrentarlo siendo nosotros mismos?
3.- ¿En qué ambientes, entre los que actuamos, necesitan nuestro testimonio?
Señor Jesús, que siempre tengamos fuerzas
para superar el "qué dirán" ,
que nunca el dedo acusador de los demás
nos inhiba en la vivencia profunda
de nuestro matrimonio.
Señor, queremos ser felices
anunciando al mundo,
que nos amamos de verdad
porque tú nos elegiste,
nos pusiste juntos
para caminar por este sendero de amor.
Gracias por hacer que nos amamos tanto,
aunque a algunos no les guste.
Amén.
llamándolo a la existencia por amor,
lo ha llamado al mismo tiempo al amor F.C 11
A través de la reflexión de este capitulo podremos contemplar juntos el gran misterio del amor. Lo haremos en forma breve para que ustedes mismos puedan, tomados de la mano, contemplar y orar .
Lo dividiremos en dos partes la primera :Por amor y la segunda Al amor.
1° POR AMOR
¿Por qué Dios creo ha yodos los seres? Por amor, ya que él no tenía ninguna "necesidad". Una verdadera explosión de amor hizo que la creación entera comenzase a existir. Entre los seres que creó, eligió a uno: el hombre, al cual lo hizo a su imagen y semejanza , llamándolo a la existencia con la posibilidad de amar y pensar. Cada pareja matrimonial se dispone, en la generosidad de la comunicación de la vida, a que Dios pueda seguir llamando a la existencia por amor.
1° ¿Tomamos conciencia de esta maravilla: "Somos porque Dios nos ama"?
2° ¿De qué maneras concretas podemos dar gracias a Dios por el don de la vida?
3°¿Sabemos que el hecho de haber sido generosos en la comunicación de la vida a nuestros hijos hemos colaborado y posibilitamos este "por amor" de Dios? ¿Hemos sido suficientemente generosos?
Señor, que hermoso es todo esto.
Gracias por habernos dado la existencia;
gracias por permitirnos ser tu imagen y semejanza;
gracias, porque en tu infinito amor
les has dado el ser a otro.... que un día pusiste en nuestro camino
y, ahora tenemos a nuestro lado .
Gracias , porque a pesar de nuestra pequeñez,
nos hiciste capaz de colaborar en tu explosión de amor,
a través de nuestra entrega mutua que fructificó.
¡Aquí están! Son nuestros hijos.
Tus hijos.
Gracias, Señor. Amén.
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